Buenas tardes.
En primer lugar, gracias a la Corporación Municipal por haberse fijado en mí para dar el pregón de las fiestas de San Esteban 2011. Al parecer, Mariti, y perdona que te tutee, pretende que en esta legislatura los pregoneros sean las familias que han llegado a Villoldo y que no han nacido aquí, para que comentemos nuestras vivencias y la acogida recibida. También doy gracias al resto de autoridades aquí presentes y al pueblo de Villoldo por haber acudido a escucharme. Gracias.
Nosotros llegamos a Villoldo el día 1 de mayo de 1962. Mi padre, de profesión guarda forestal del Estado, vino destinado a esta zona y eligió Villoldo para vivir. Alquiló la casa de los Hnos. Asensio, carreteros de profesión, que está junto a la ermita de San Antonio, y posteriormente compró la casa del Sr. Teódulo que tenía una fábrica de quesos, donde vivimos definitivamente.
Éramos una familia numerosa de ocho hermanos y en aquel momento, época de emigración a zonas industriales, también a nosotros nos tocó salir fuera. Unos fuimos a trabajar a Bilbao, otros a Madrid y los más pequeños a estudiar a Palencia o a la escuela local. Los que marchamos fuera solíamos venir con cierta regularidad, tanto en vacaciones de verano, como de Navidad o Semana Santa, y poco a poco nos fuimos integrando y adaptando a la gente de Villoldo.
Yo, ese año de 1962, cuando vino mi padre a vivir a Villoldo, me encontraba cumpliendo el Servicio Militar.
Luego en navidades, cuando vine de permiso ya me junté con los chicos y chicas de mi misma edad, más o menos. Recuerdo que el día de los Santos Inocentes organizamos un guateque, costumbre muy extendida en aquellos años. El guateque creo recordar que lo hicimos en casa de la Sra. Celestina. En esas reuniones lo normal era cantar, bailar, contar chistes y también beber algo, es decir algo parecido al botellón de hoy en día pero con menor intensidad. En ese guateque conocí a la que hoy es mi esposa.
En aquellos años la fiesta de San Esteban apenas se celebraba. Las fiestas fuertes del pueblo eran las de San Antonio, el 13 de junio, debido a que en el mes de agosto se estaba en plena recogida de los cereales y no se podía perder el tiempo. El día 3, festividad de San Esteban sólo se celebraba la Santa Misa, mientras que en San Antonio eran hasta cuatro días de intensa fiesta. Había distintas sesiones de baile: a la hora del vermouth, por la tarde y por la noche. (Nunca más allá de las dos de la madrugada). Además había otras actividades como juegos, y campeonatos.
A mi padre, el Sr. Mariano, siempre le gustaron mucho los actos religiosos. Junto a mi madre, la Sra. Jesusa, solíamos rezar el rosario en casa todas las noches, como era costumbre en la mayoría de las casas en esa época. Congenió bien con D. Luis Paredes, cura párroco por entonces en el pueblo, y se hizo sacristán, labor que siguió desempeñando con D. Herminio durante varios años.
También tenía una gran amistad y relación con los cofrades de San Antonio y solía acudir a todos los eventos que celebraban. Lógicamente esto influyó para que al cabo de unos años yo me apuntara como cofrade.
En 1975 me vengo de Bilbao a trabajar a Palencia, no obstante sigo residiendo en Villoldo hasta 1979. Durante estos cuatro años se organizan en el pueblo distintas actividades enfocadas a mayores y jóvenes en las que participo. Os relataré alguna:
En 1977 se realiza una peregrinación a Lourdes que prepara el sacerdote D. Juan Antonio Valtierra. Tiene una duración de tres días. La estancia fue maravillosa y el viaje, tanto de ida como de vuelta, muy divertido e inolvidable.
En 1978 se crea el Club de fútbol Villoldo a iniciativa principalmente de José Gutiérrez (ya fallecido), Francisco Requena, Dionisio Fernández ( Nisín) y un servidor. Como podréis observar todos, excepto José entonces alcalde, personas que no habíamos nacido en el pueblo y que como yo nos habíamos afincado en él por uno u otro motivo. Participamos en los campeonatos provinciales, 2º y 1º Regional durante algunos años. En este periodo, un verano, realizamos, con ayuda de la Federación de fútbol, un hermanamiento con un equipo de fútbol de un pueblo francés (nombre cuyo nombre no recuerdo y no he encontrado datos al respecto ni en los archivos del ayuntamiento ni en el de la federación). En dicho intercambio, en el que vinieron acompañados de vecinos y familiares, se jugó un partido de fútbol, se les agasajó con una merienda y realizamos una pequeña ruta turística. Después de varias temporadas en activo, cuando los gastos eran muchos y los recursos económicos pocos, el club desaparece.
En 1985 me apunto a la Cofradía de San Antonio, en la cual había unos estatutos que decían que los cofrades no podían ser más de trece y que solamente los varones formarían parte de la misma. Desde hace unos años también se aprobó que pudieran entrar mujeres y el número de cofrades podría ser cualquiera, sin embargo, debido principalmente a las defunciones, en estos momentos somos alguno menos. Animaros desde aquí a que no se pierda esta tradición de nuestro pueblo. Necesitamos jóvenes que quieran continuar con esta labor.
En definitiva, como podéis ver, he participado en varias actividades del pueblo y me encuentro felizmente integrado y adaptado. Como en verano pasamos la mayor parte del tiempo aquí, tanto mi esposa como yo, colaboramos en todas las actividades que nos proponen y esperamos seguir haciéndolo durante muchos años.
He procurado ser lo más breve posible. Gracias por hacerme sentir tan bien entre vosotros. Gracias por habernos dado a mí y a mi familia la posibilidad de considerar a Villoldo, nuestro pueblo. Gracias por haberme escuchado y que tengamos unas fiestas de San Esteban muy felices y divertidas.
¡Viva San Esteban!